A principio de febrero se ha abierto la temporada de subastas de arte en Londres, en las que se ha puesto a la venta la obra de Joan Miró “La escalera de la evasión”, cuadro que no se exponía en público desde hace medio siglo y no se ponía a la venta desde hace más de 60 años. Con un precio de salida de entre 5,8 y 9,2 millones de euros, esta obra maestra del genial pintor catalán no encontró comprador, como sí ocurriera con obras de Picasso y Modigliani.
En este artículo queremos recordar -o descubrir- someramente la figura de Miró, de cuya existencia los más jóvenes y no iniciados quizás tengan conciencia a partir de, por ejemplo, la creación de la imagen promocional del Mundial de fútbol de España en 1982, de lamentable recuerdo en términos deportivos.
Relacionado con el movimiento surrealista y, sin haber sido alguien que hubiera deseado ser considerado parte activa de ningún movimiento, a Joan Miró posiblemente no se le hizo justicia al nivel de Picasso y Dalí precisamente por su carácter más introspectivo y ausencia de performance permanente, aquello que hoy en día llaman marketing personal.
Sea como fuere, la obra pictórica del pintor barcelonés habló siempre por sí sola gozando de una entidad propia absolutamente reconocible e inimitable a nivel mundial.
De un pintor que veía su vida y carrera como una escalera entre lo terrenal y los sobrenatural y de ahí la fijación por este símbolo, sin embargo pocos sospecharíamos que, en sus encuentros con el escritor Ernest Hemingway en España en la granja plasmada en su famoso cuadro, se dieran a la bebida, la discusión intelectual y finalmente concluyeran sus veladas a golpes en fraternales y nobles sesiones de boxeo, no se sabe si sobrios o borrachos.
The artistry of Joan Miro , A step above, CBS Sunday Morning 7/1/12
En el vídeo anterior de la cadena norteamericana CBS podemos descubrir dichos episodios, así como su posicionamiento frente al golpe militar y la guerra civil española en 1936 realizando posters de carácter político para pedir apoyo militar en Francia, o como la extraña serie de lienzos quemados en 1973, a los que prendía fuego por la mitad, extendidos sobre el suelo de su taller, para acto seguido lanzar cubos de agua y dejar así la obra finalizada a voluntad de las llamas.
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Personaje de una vida más estable y familiar que otros de sus coetáneos, falleció en 1983 dejando tras de sí una magnífica obra de alcance universal.
