Nos alegra enormemente saber que el 6 de octubre se inaugura en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid la exposición “Edvard Munch. Arquetipos” del célebre y, sin embargo, desconocido pintor noruego Edvard Munch, exposición en la que hemos de empezar diciendo que no, no se encuentra El grito, del que podréis encontrar en este enlace detalles desconocidos junto a otros de sus obras más tenebristas. Así pues, para quienes no conozcan nada más de su vida y obra -no haremos peguntas-, esta retrospectiva es una ocasión ideal para acercarse a Munch hasta el próximo 17 de enero de 2016.
Comencemos por la pregunta que, como hemos anticipado, no haríamos (al menos a vosotros, amigos de Soraya Estefana.
El Museo Thyssen-Bornemisza, en colaboración con el Munch Museet de Oslo, presenta en Madrid la primera exposición dedicada al artista noruego desde 1984. Aunque muchos no lo sitúen en dicho rango, Munch es junto a Cézanne, Gauguin o Van Gogh, uno de los padres de la pintura moderna.
La retrospectiva nos lleva a numerosos arquetipos emocionales y obsesiones existenciales contemporáneos, tales como la ansiedad, la enfermedad, la melancolía, el amor, el deseo, los celos o la muerte. Subdividida en nueve secciones, se articulan alrededor de la figura humana en diferentes escenarios, como la costa, la habitación del enfermo, el abismo, la habitación verde, el bosque, la noche, o el estudio del artista.
Esta magnífica exposición se debe en gran medida a Palomá Alarcó, comisaria de la misma junto a Jon-Ove Steihaug, senior curator del Munch Museet. Fue ella quien desde hace años insistió en la necesidad de traer al maestro noruego al Thyssen, ya que para ella “Munch es la figura que faltaba dentro de la programación que ha puesto en marcha Guillermo Solana -director artístico del Thyssen-Bornemiszsa- y con la que se ha propuesto revisar las figuras claves de finales del siglo XIX”, tal y como se ha hecho con Cézanne, Regoyos, Pisarro o Van Gogh. “Es, además, un artista muy atrayente para el gran público, cargado de estereotipos, que hay que presentar no sólo como el padre de movimientos artísticos posteriores, sino también establecer una línea en la que se le vea desde la contemporaneidad”.
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En cada sección de la muestra de Munch se podrán ver obras de su primera etapa y otras de su plena madurez, confirmando la permanencia de sus temáticas.
La mitad de las ochenta obras que componen “Edvard Munch. Arquetipos” proviene del Munch Museet y el resto de pinacotecas tan dispares como el Nasjonalmuseet de Oslo, la Kunsthaus de Zúrich, la Tate, el Städel Museum de Frankfurt o el MOMA de Nueva York.